En el caso de Cervira, la fuente de luz LED se utiliza para atacar de manera específica las células malignas que propician la aparición de cánceres agresivos, preservando al mismo tiempo el tejido sano de la paciente.
Según explica Euan Morrison, director de óptica avanzada y tecnologías lumínicas de Sagentia, haciendo incidir luz LED sobre los tumores se activa una reacción que, con el tiempo, acaba eliminando el tejido enfermo.
En un artículo aparecido en la revista The Engineer, Morrison añade que los investigadores han trabajado muy de cerca con los fabricantes de diodos emisores de luz (LEDs) para asegurar la obtención de fuentes muy específicas de luz en términos de intensidad y longitud de onda.
Cómo funciona
Actualmente, los tratamientos del cáncer cervical en estadios iniciales suelen ser de dos tipos. Por un lado, se puede practicar una supervisión continuada, dado que algunas lesiones en este estadio remiten naturalmente por sí solas.
Por otra parte, también pueden aplicarse la cirugía preventiva o la cauterización por láser. Estas soluciones presentan algunos problemas: los controles continuados suelen causar una ansiedad permanente en las pacientes, mientras que la cirugía puede producir infecciones postquirúrgicas e incluso reducir la fertilidad.
Los científicos esperan superar ambos escollos gracias al sistema Cervira, que funciona de la siguiente forma: En primer lugar, un ginecólogo o un colposcopista colocan el dispositivo en el cuello del útero.
Una sección hueca situada al final del dispositivo mantiene la pomada de medicamento contra esta parte del cuerpo, en la fase inicial de absorción del tratamiento.
Unas horas después de la aplicación del medicamento, la fuente de luz LED integrada en esa misma sección hueca se activa de manera automática, haciendo incidir sobre la zona tratada la dosis necesaria de iluminación, en una longitud de onda correcta.
Segunda fase de pruebas
El dispositivo puede dejarse colocado en el cuello del útero más de 24 horas. Durante este tiempo, las pacientes pueden abandonar el hospital y continuar con sus actividades cotidianas. Finalmente, ellas mismas pueden quitarse el dispositivo Cervira.
Morrison afirma que se ha hecho un enorme esfuerzo en las fases iniciales del proyecto de desarrollo del dispositivo, para conseguir que éste tuviera la forma apropiada y no incomodase a las pacientes.
Los científicos esperan que, a pesar de la generalización de la vacuna contra el cáncer cervical como medida de prevención, Cervira sirva para ayudar a salvar vidas. De momento, el sistema se encuentra en la Fase II de pruebas clínicas en múltiples centros de Estados Unidos y Europa.